Críticas
14 de Abril 2019

Angie pidiendo auxilio, no pantalla: necesitamos priorizar la salud mental

En esta crítica de medios se cuestiona la farandulización de la salud mental. Jocelin Muñoz cree que profesionales de las comunicaciones deben ser responsables al informar de las llamadas figuras del espectáculo en problemas, aludiendo a políticas públicas en la materia, al quehacer de personas expertas y, en especial, al respeto por la diversidad de personas en pantalla.

Angie Jibaja claramente no está pasando por un buen momento con relación a su estado de salud mental. Últimamente ha publicado diversas historias en su instagram exhibiendo parte de la crisis emocional por la que está pasando, las que han sido comentadas en redes sociales y mostradas en la televisión peruana y chilena. La última sucede en una instastorie, donde graba su brazo con cortes autoinflingidos, los que dice fueron un intento de suicidio tras haber perdido la custodia de sus hijes. Con esto, reconoce que el consumo de alcohol y drogas la han llevado a profundizar una diagnosticada depresión y que esto mismo ha provocado momentos de descontrol en lugares públicos.

No es una sorpresa para los medios de comunicación el estado de Angie. Se le habían visto comportamientos preocupantes en el reality chileno (“Pareja perfecta”, Canal 13) y un intento de suicidio en 2017, tras entregar declaraciones que reconocen su consumo de cocaína. Por lo mismo, tampoco ha parecido sorpresivo que los fiscales de familia decidieran otorgarle la custodia de les menores a su hermana hasta que la actriz, al menos, termine un proceso de rehabilitación

Sin embargo, el estado crítico de Angie no ha significado más que una polémica. No ha sido  tratado con la importancia que merece hablar sobre un tema tan delicado en la población (a diferencia del programa Intrusos, gracias Ale Valle). Obviamente han aparecido los comentarios que hacen leña del árbol caído: “sólo busca llamar la atención”, “necesita pantalla”, “ella no merece ser madre”. Incluso, han viralizado la grabación de los cortes en los brazos, un acto de morbo repetitivo en este tipo de temas sensibles. Sin considerar la falta de responsabilidad a la hora de televisar un contenido que puede afectar a niñas, niños y adolescentes, como lo son les hijes de Angie.

A la hora de ser profesionales de la comunicación, es necesario mantener una perspectiva que respete las diversas realidades y que de cuenta de una situación que podría estar viviendo cualquier otra persona, en conjunto con priorizar políticas públicas que respondan a los preocupantes datos de salud mental y trabajando demandas que mejoren la calidad y cantidad de tratamientos profesionales en el sistema de salud. De esta manera, se podría dar un paso hacia la empatía; comprender problemas tan maltratados en la pantalla porque parece necesario dejar de reproducir posturas con una lógica indolente. Ejemplo de esto último es la frialdad de la gente ante suicidios en el Metro de Santiago, suicidios de adolescentes o de adultes mayores, de mujeres violentadas, jóvenes y adultes pertenecientes a la diversidad sexual.

Es un maltrato que ya se ha visto con otres rostros del mundo del espectáculo: Nicole Moreno o Valentina Roth en casos chilenos; Selena Gómez, Demi Lovato o Lili Reinhart como reconocidos casos internacionales. Figuras que han tenido que enfrentar agresiones simbólicas y ridiculizaciones por “mostrarse débiles” en público, por aceptarse como personas que sufren y que se confunde como estrategias de victimización. Comentarios que por supuesto no ayudan a ser responsables con la propia salud mental y a pedir apoyo profesional para un bienestar psicológico. Por el contrario, se da más espacio a la desinformación: como la normalizada sugerencia de consumir marihuana, por ejemplo (que incluso se relaciona a casos de brotes psicóticos) o a señalar al deporte y terapias complementarias como solución a trastornos mentales que conllevan un tratamiento mucho más profundo. Hechos que evidentemente se han estado discutiendo harto en el conflictivo mundo de Twitter.

Por Joceline Muñoz

Estudiante Sociología UAH, Frente Popular María Elsa