Críticas
21 de Julio 2020

“La Jauría”: Un ejemplo actual del menosprecio y sexismo mediático

La serie de ficción “La Jauría” da cuenta de realidades acordes a las demandas feministas instaladas en todo el mundo. Discriminación, abuso, violencia de género y sexual agravada a través del uso “torcido” de las tecnologías de comunicación e información. Teniendo esta realidad a la vista, los medios nacionales han optado por analizar la serie en base a otros factores que no se condicen con la crudeza de la producción.

Apenas un par de semanas de estreno tiene la nueva serie de la plataforma streaming Amazon Prime, “La Jauría”. Si bien ha mantenido una recepción bastante aplaudida por la audiencia respecto a la visibilización del acoso y la violencia de género, algunos medios nacionales han reparado en todo lo contrario. Medios internacionales como BBC, Milenio o Clarín, por ejemplo, han comunicado críticas favorables. No resulta posible decir lo mismo en relación a la prensa chilena que, sin ir muy lejos, no hace más que desmerecer la propuesta e incluso ridiculizarla.  

Inspirada en el caso “La Manada”, donde un grupo de cinco hombres violaron a una mujer de 18 años durante la madrugada del 7 de julio de 2016 en la fiesta española de San Fermín, la nueva serie que se posiciona como la primera coproducción chilena-argentina en la red digital más grande del mundo, tiene una gama de particularidades y violencias que articulan torcidas realidades a través del uso de las tecnologías de la comunicación e información. La serie de ficción que relata la desaparición de una líder feminista de un colegio del sector oriente de Santiago, cumple con visibilizar temas como la violencia de género, la reacción desde la organización feminista y evidenciar las redes de abusos y violencia sexual en estos hechos. Todos problemas acordes a algunas de las actuales demandas feministas que se replican en todo el mundo.

El elenco responde casi a la perfección al perfil argumentativo de la serie: la distinguida y fuerte representación de roles femeninos, la relación con la oscuridad que esconde internet o las turbias realidades abusivas que desafortunadamente viven cientos de niñas, niños y adolescentes, logran ser sólo algunos de los posibles puntos a destacar en la producción.

En Chile, el Centro de Atención a Víctimas de Violencia Sexual reporta 20 mil delitos de abuso sexual anualmente. Y de acuerdo a un estudio de Miles Chile en base a informaciones del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, SERNAMEG de 2019, un 87% de quienes cometen violencia sexual en niñas, niños y adolescentes son hombres; la mayoría conocidos (46%) o familiares (40%) de las víctimas; compañeros de colegio, vecinos o amigos. Estos delitos se concentran mayormente en niñas y adolescentes. El Ministerio Público advierte que en promedio, durante los últimos 10 años, cada día, doce mujeres y un hombre son víctimas de algún tipo de violación (vaginal, anal o bucal). Entre los años 2012 y 2016, informes de la Fiscalía Nacional registraron un total de 22.763 ingresos por delito de violación a mujeres en Chile, de las cuales 12.153 corresponden a menores de 14 años, constatándose un incremento del 2,4% respecto a las mayores de 14 años.

Teniendo esta realidad a la vista, los medios nacionales han optado por acentuar su análisis en la serie “La Jauría” anteponiendo otros factores que no se condicen con la crudeza que instala esta producción. La base que conduce estas críticas, no hace más que demostrar una mirada o valorización sexista a la propuesta: “Es otra serie de Mega”, “joven actor de La Jauría fue participante de masterchef junior”, reparando también en los “errores” técnicos que tuiteros se empeñaron en encontrar. Como si estos cuestionamientos no fuesen suficientemente vergonzosos, no es menor hacer un llamado de atención al uso de lenguaje que utilizan los medios y sus respectivos equipos editoriales al momento de publicar sus contenidos.

Organizaciones a lo largo de Chile como el Observatorio de Género y Equidad, Corporación Humanas, Prodemu e incluso la campaña “Medios no sexistas” de la Comisión de Género del Colegio de Periodistas de Chile en 2018, han tratado de instalar persistentemente una reflexión de género para  combatir la escasa responsabilidad comunicativa que ejercen los grandes grupos de medios que hoy por hoy, insisten en ignorar su responsabilidad en la reproducción de estereotipos de género que conducen discriminación y violencia.

Para evidenciar esta intención y el maquillaje que usan los medios a la hora de explicar su crítica a la serie “La Jauría”, desarrollan notas sujetas a argumentos como “en medio de este conflicto, una de las líderes de la manifestación escolar desaparece y al día siguiente se viraliza un video en que se le ve teniendo sexo, a todas luces no consentido con cuatro hombres”, frase que resulta un insulto para cientos de mujeres que han sido víctimas de la torpe justicia en respuesta a la violencia y el abuso desmedido.

En tiempos de aislamiento social, la demanda de material digital ha aumentado a pasos agigantados y ofrece una importante oportunidad para generar una comunicación periodística sensata que cumpla con los objetivos básicos de informar desde la opinión hasta la noticia. La Subsecretaría de Telecomunicaciones, SUBTEL, comunicó en junio pasado que el tráfico total de internet fija y móvil creció en un 40% desde marzo por la pandemia de COVID-19.

El rubro artístico y cultural del país lleva años manifestando la urgente necesidad de un plan de apoyo y valorización, y si bien esto es una tarea de Estado, los medios de comunicación cumplen un papel fundamental para insertar temas en la agenda pública con el propósito de concientizar (y no desinformar) de forma responsable a la ciudadanía. El compromiso social de los medios masivos de comunicación debe operar en línea con la veracidad; educar a su audiencia y por ningún motivo llenarlos de contenidos banales, donde hasta el análisis respecto a la categoría de entretención, les quedaría grande. Vemos cómo las artes y la cultura están avanzando sin tapujos hacia la crítica con enfoque de género y la generación de contenidos desde esa perspectiva, quienes producimos información y comunicación, no podemos mantenernos al debe.

Por Valentina Sepúlveda Ávila, Periodista. Integrante de Mujeres y Comunicación, y editora de la publicación Con Mirada de Mujer, tomo I y II.