Críticas
25 de Abril 2019

LUN, es hora de sumarse al cambio

¿Por qué a uno de los diarios más vendidos en Chile no le interesa “evolucionar”? Esa es la pregunta que se hacen desde la Comisión de Contenidos de La Rebelión del Cuerpo. Parte de la respuesta – dice – se debería a que LUN tiene un súper poder: el de informar y educar pero también de desinformar; de educar y movilizar a la ciudadanía y también desviar la atención y acallar el debate.

En un comienzo, yo quise ser periodista gracias a LUN. Sí, el mismo diario que he criticado pública y privadamente. No soy periodista de profesión: de hecho, estudiar Periodismo fue un breve ir y venir. Cuando lo estudiaba me hubiese encantado decir que escogí al Periodismo como profesión inspirada en la labor de un medio crítico, comprometido con la cultura y con causas política… pero no. Mi abuela compraba religiosamente Las Últimas Noticias así que yo leía LUN. Nunca lo dije porque sabía que llegarían comentarios del estilo ‘qué tonta’, ‘qué farandulera’ o ‘¿Esto es broma, cierto?’. Pero sí, leía LUN cuando estudiaba Periodismo, lo leía cuando estudié otra carrera, y lo sigo revisando todos los días hasta el día de hoy. Precisamente, porque llevo a lo menos 20 años de LUN en el cuerpo, es que lo critico y me interesa saber por qué al diario más leído de Chile no le interesa evolucionar

La anterior es una reflexión compartida por una de nuestras compañeras de La Rebelión del Cuerpo a raíz de una de las tantas portadas de Las Últimas Noticias que nos dejan reflexionando sobre la responsabilidad social de los medios. Cuando pensamos en LUN, la primera palabra que se nos viene a la mente es farándula, pero ¿qué es eso al fin y al cabo? La Real Academia Española la define como “la ocupación de quienes se dedican al mundo del espectáculo, especialmente del teatro”, y tiene su origen en las compañías ambulantes de teatro comedia.

Al aplicar esta definición a la prensa, nos damos cuenta que en la actualidad la farándula sigue siendo bastante teatraly espectacular. Se trata de historias llamativas sobre héroes y villanos, y sobre lo romántico, conflictivo, dramático, o absurdo de sus vidas. Si estas historias se cuentan bien, podemos aprender moralejas de las hazañas y desventuras de estos personajes. Pero si las historias se cuentan mal, pueden causar frustración, ignorancia, envidia, e incluso promover conductas antisociales y odio hacia nosotros mismos por no cumplir con los estándares de estos reinos fantásticos. Además, no todas las historias son reales, sino más bien verdaderos montajes teatrales – o ‘tongos’ – preparados con la finalidad de llamar la atención y vender más. Por eso, y más allá de la veracidad en el origen de una historia, quienes las escriben, tal como tramoyas de un teatro, pueden cambiar y decorar los escenarios, jugando con la percepción final de lo que se está comunicando.

En ese sentido, Las Últimas Noticias – el diario más leído de Chile y el segundo periódico chileno más leído en Internettiene un súper poder: así como puede informar y educar también puede desinformar; así como puede educar y movilizar a la ciudadanía también puede desviar la atención y acallar el debate. Entonces, ¿por qué LUN no usa este gran poder de una manera socialmente responsable y continúa priorizando el clickbait? Es sabido que el poder viene acompañado de responsabilidad; y un gran poder, de una gran responsabilidad. ¿Qué es lo mínimo que se puede exigir, entonces, al diario más leído de Chile? Responsabilidad social, nada más ni nada menos, e independientemente del tema tratado.

La farándula ya es parte de nuestra cultura. Nos guste o no. Pero más allá de nuestras preferencias personales, sí es posible hacer algo para que estos contenidos de entretenimiento dejen de ser sólo un medio de masificación y consolidación de estereotipos de género y de otras prácticas y discursos violentos hacia las mujeres, los/as migrantes, las minorías étnicas y sexuales, entre otros grupos. De ello se trata la responsabilidad social de los medios de comunicación sobre la calidad y los efectos de sus contenidos. Y es que las audiencias no son una estructura estática sino un grupo de personas diversas cuyos intereses y necesidades van cambiando. Los medios de comunicación, cualquiera sea su plataforma, deben estar atentos a dichos cambios para evitar entrar en un bucle de notas predecibles y condescendientes.

Una forma de estar en la línea de estos cambios es analizar la forma en que se presentan los contenidos ofrecidos, es decir, fijarnos en qué es noticia y en cómo se narra la historia tras ella: cómo se describe a los protagonistas, qué título se elige, qué fotografía se escoge, o cuánto espacio se le da dentro de la estructura general del periódico. En nuestra opinión, hoy, la forma en que se escribe y muestra la farándula establece y reproduce patrones socialmente irresponsables y nocivos. Por supuesto que en esta labor Las Últimas Noticias no está sola. Por ejemplo, es socialmente irresponsable hablar de ‘crímenes pasionales’ como si los celos o el (des)amor fueran una la justificación válida de un feminicidio, como tituló una vez La Cuarta; o como LUN ha titulado portadas con ‘el fin del joteo’ en relación al avance de la legislación sobre acoso sexual, como ‘Miss Gabinete’ en alusión a una ministra de Estado. Ejemplos que leímos en las portadas de LUN no hace mucho tiempo.

En cambio, el mismo medio puede ser socialmente responsable explicando qué es un feminicidio y a dónde se puede acudir por ayuda en caso de estar viviendo una situación de violencia; puede explicar qué es el acoso sexual, por qué está mal, y en qué consiste el consentimiento; y se puede referir a Carolina Schmidt con el respeto que merece una autoridad de Estado. En la misma línea, LUN ha sido socialmente responsable, por ejemplo, cuando aporta a la discusión nacional con la portada dedicada a las 30 propuestas de expertos en educación dadas al proyecto de Inclusión Justa. ¿Se nota la diferencia?

Una cosa que no podemos cambiar es la reputación de LUN. Por ello es que recibe más críticas que manifestaciones de apoyo, lo que ha sucedido cada vez que hemos publicado nuestro descontento por alguna de sus portadas. ¿Qué hemos leído? “No se desgasten”, “¿Qué se puede esperar de LUN?”, “¿Para qué lo hacen si saben que se van a enojar?”. La respuesta es simple: por un lado, nos disgusta la falta de responsabilidad social de LUN porque, para nuestra fortuna, no hemos perdido la capacidad de conmovernos, indignarnos, y analizar críticamente nuestro entorno. Por otro lado, porque detrás de toda crítica hay un llamado a la acción. Si nos interesan los cambios sociales – en particular, la erradicación de los estereotipos de género y otras formas de violencia simbólicas – los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Entonces, si queremos cambiar las dinámicas de representación en el Chile actual no podemos ignorar a LUN así como tampoco LUN puede ignorar las críticas que recibe. Más aún, no podemos ignorar al duopolio de la prensa escrita, seamos claras.

Un contra-argumento frecuentemente presentado por los medios para justificar sus contenidos polémicos – en el caso de LUN, sus portadas -, ha sido el clickbait: darle preferencia y mayor cobertura a lo que la audiencia ‘más clickea’. De este modo, como antes lo hacía el rating, el clickbait alimenta el mito que “los contenidos los dicta la audiencia”. Pero, ¿es realmente así, son los medios realmente democráticos? No, es cosa de ver el nivel de concentración – el duopolio –en el caso de la prensa escrita. Con este nivel de concentración, ¿cuál es el ejercicio real de la libertad de expresión o de la participación democrática? Ninguno, aunque muchas veces se nos olvide. Por eso es que, en pos de velar por dos libertades falaces – la de expresión y la de mercado – no puede pasar a llevar la dignidad humana a través de la reproducción de imágenes negativas, estereotipadas, inexactas, y violentas de mujeres, minorías sexuales y/o étnicas, migrantes, entre otras.

No nos malentiendan: pese a las críticas, no buscamos erradicar a LUN, ni a la prensa rosa, ni a los contenidos de farándula. Por el contrario, queremos que se hagan responsables de su posición social y del llamado a la acción que hay detrás de dichas críticas. LUN tiene una forma característica, un sello de lenguaje directo y sencillo, que se agradece. Logra vender periódicos en un país en que casi no se lee, a pesar de la liberación de contenido en Internet de manera gratuita. ¡Gran logro! Nuestro llamado es que LUN esté a la altura de una sociedad que ha cambiado y que busca que el periódico más leído de Chile esté en sintonía con dichos cambios (o que al menos habrá el espacio al debate sobre ellos). Ya marcó la ruta al ser el primer periódico que se digitalizó en Chile en 1994. Por ello, y porque ha sabido responder a sus tiempos, un medio de comunicación que quiera mantener su poder no puede evadir la responsabilidad de comunicar con una vara distinta alclickbaity al número de ejemplares vendidos.

Por Comisión de Contenidos           La Rebelión del Cuerpo

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