Críticas
27 de Enero 2021

Probidad en la práctica política cotidiana

“(La) Revolución o estallido social que nos mostró una fuga, un fluir político, que ocupa otro espacio-tiempo o crea nuevos espacio-tiempos, con un nuevo lenguaje, nuevos vínculos, creando un impacto gramático que aún estamos analizando e incluyendo para nuestra propia transformación.”

Luego de ser ratificada por el Servel como Lista Independiente Nuestras Voces hacia el Buen vivir, por el Distrito 25, hemos reflexionado de manera permanente sobre el concepto de probidad, a propósito de la exigencia ciudadana de responsabilidad y mayor transparencia hacia los/as candidatos/as que participamos del actual proceso de elecciones. Es decir, ser probo es, ser personas aptas para ejercer un rol público, lo que nos obliga a asumir compromisos propios de un/a habitante que busca y trabaja por transformar este país. Un “ciudadano/a ejemplar” dirán, mas yo lo veo como el de una persona que, al aceptar un rol de esta envergadura, asume compromisos, trabajos y toma conciencia de lo que ello significa, en el sentido más profundo de la palabra. Es dignificar el rol del servicio público, es dignificar al electorado, que ha gritado y hecho saber su reproche y molestia ante quienes hoy nos gobiernan, justamente, porque han demostrado su falta de prolijidad, respeto y ser muy poco probos.

Asumir quienes somos no significa ser más o mejor que otras personas, sino aceptar que nos equivocamos y que en ello buscamos las formas de reparar y mejorar cada día para hacer que nuestro entorno y la vida cotidiana sea llevadera para nosotros y nosotras, y quienes nos rodean. Revisar nuestras prácticas políticas, el cómo nos organizamos y tomamos decisiones en nuestros espacios militantes; es ser responsables y asumir de manera ética aquello que hoy es fundamental: lograr participar de la Convención Constitucional.

Bastante preámbulo para concretar hoy, el compromiso que como colectiva autogestiva Nuestras Voces asumimos. Lanzar su lista a la Convención Constitucional, seguir trabajando y demostrando que otra política es posible; que el añorar y aportar para trasformar este Chile hoy tan desigual, no es sólo de los partidos políticos, es de aquella comunidad que piensa y trabaja para que un día este país nos pueda alimentar y cobijar por igual a todos y todas. Es posible hacerlo, y es posible demostrar, con pequeños hechos concretos, cuánto amor y respeto tenemos hacia nuestros semejantes. Al asumir esta responsabilidad, cada paso que hemos dado ha sido apegado a la ley y al respeto que se merece la ciudadanía patrocinante, electora, expectante y aquella que hoy no cree en nada de este proceso (con justa razón) pero que está atenta de todo lo que hacemos.

Bajo este acto de justicia, que es crear una nueva lengua para la política, pensamos desde una nano-política de los afectos, la que tiene mucho más sentido hoy, luego de todo este devenir revolucionario que trajo el 18 de octubre. Revolución o estallido social que nos mostró una fuga, un fluir político, que ocupa otro espacio-tiempo o crea nuevos espacio-tiempos, con un nuevo lenguaje, nuevos vínculos, creando un impacto gramático que aún estamos analizando e incluyendo para nuestra propia transformación. Hoy asumimos el riesgo y nos damos la posibilidad de estar presentes y ser una alternativa en estas elecciones.

No aspiramos a la perfección, jamás la hemos buscado. Cito a Eduardo Galeano, porque sus palabras son las más acordes a este tiempo: “Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados”. Sabemos que no somos los y las únicas que hacemos un trabajo para añorar una vida digna y amorosa. Pensamos en una casa común para todos los seres vivos, pero hoy y aquí, y luego de ser ratificados en nuestra candidatura, destacamos el trabajo y la intención de seguir haciéndolo de manera permanente como aporte a la construcción de una democracia participativa y directa que nos incluya, nos involucre para transformar y también para reconstruir un Chile diverso. Un Chile muy distinto a ese que nos hicieron ver y creer que era, ese jamás podría darnos cobijo.

Hoy, con años encima y con conocimiento situado, observamos que vale tanto la pena intentarlo,  ya que sólo surgen profundas  ganas de seguir soñando y trabajando por esos otros mundos posibles, que el respeto y la dignidad también se demuestran con  nano-políticas hacia nuestra colectiva y hacia como fuimos llevando paso a paso este proceso electoral, al cual le damos la responsabilidad y el respeto que merece, sabiendo de antemano que la mayoría de las condiciones para hacerlo nos han jugado en contra y nos exige más esfuerzo. Aquí estamos, añorando otra Constitución desde la forma que sabemos hacer política, es decir, de una manera autogestiva, horizontal, social, y desde el respeto hacia nuestra diversidad.

Cristina Añasco Hinostroza, periodista feminista y candidata a la Convención Constitucional por el Distrito 25