Críticas
19 de Mayo 2020

La olla común y la articulación política de organización

En dictadura, las ollas comunes fueron una respuesta al hambre que se sentía en las poblaciones. Actualmente, reaparecen en la palestra pública como una necesidad urgente en esta crisis sanitaria que también genera hambre. Bajo huelgas, crisis sociales y económicas, la olla común es el claro que se avista para compartir en la comunidad un plato de comida.

Me veo en la necesidad de escribir esta misiva porque la rabia que siento al ver a mi pueblo nuevamente bajo la amenaza imperante de pasar hambre y de sentir miedo al no saber que pasará mañana, invita a hablar de las ollas comunes que hoy por hoy se están haciendo cada vez masivamente en diferentes poblaciones de la capital. No me cabe duda que también se están replicando a nivel nacional, lamentablemente.

Se cumplen siete meses de la revuelta social que en el mes de octubre se alzó como bandera de lucha después de 30 años en que la alegría nunca llegó. Las calles, las tuvimos que dejar por el confinamiento que la emergencia sanitaria nos llamó a estar alertas a un posible contagio de un virus que a nuestro territorio lo trajo –digámoslo- la clase acomodada de este país y que rápidamente se expandió a las poblaciones. Hoy deja muertes, cesantías, miedo, hambre y rabia.

Es cierto que para combatir el virus no debemos quedar en casa, en lo posible no salir de ellas. Pero qué pasa en un país donde el pueblo pide dignidad para vivir, y lo dejan sin trabajo, sin alimentación, lleno de deudas y con estricto confinamiento en casas. Nuevamente, el actuar del pueblo será el que cuide de sí mismo. No a toda la ciudadanía le llega la ayuda del gobierno, no existe una protección real de parte del Estado, los recursos son insuficientes, muchos quedaron cesantes y los seguros de cesantía no les alcanzan para sobrevivir. Porque hoy hablamos de sobrevivir para combatir un virus y el hambre. Todo mientras una  parlamentaria UDI que se opone a aumentar los recursos que el Estado entregaría.

Clarisa Hardy en “Hambre + Dignidad = Olla Común” da cuenta que en diferentes episodios de la historia de Chile, bajo situaciones como huelgas, crisis sociales y económicas la olla común es el claro que se avista para compartir en la comunidad un plato de comida. En dictadura, esta fue una de las respuestas que tuvo el pueblo para disminuir el hambre que se sentía en las poblaciones. Actualmente, la olla común volvió a aparecer en la palestra pública en respuesta de la necesidad urgente de alimentar a la población durante esta crisis sanitaria.

Durante la época de dictadura – ellos – daban a conocer que las y los pobladores no tenían la capacidad de organización. Por lo tanto, a nivel de estructuras, quedaban al final de la tabla como actores sociales en temas relacionados con política; dinámica que se sigue replicando hasta ahora. Las ollas comunes nacen para resolver la necesidad básica del hambre. Desde la perspectiva de los derechos humanos se explica: “Todos los hombres, mujeres y niños y niñas tienen el derecho inalienable a no padecer de hambre y malnutrición a fin de poder desarrollarse plenamente y conservar sus capacidades físicas y mentales (…)”

El Estado se debe hacer cargo. Y las medidas que se están tomando hasta el día de hoy, siguen siendo ineficientes y carentes. Un poblador, hoy daba cuenta que: “No es protesta por la cuarentena, es por el hambre” (en el contexto de protesta de las y los pobladores de la comuna de El Bosque, donde fueron reprimidos por agentes del Estado)

El tejido que renació de la revuelta social de octubre, llama a trabajar en comunidad, donde la olla común es punto central de la organización  social y política, donde mantener sin hambre a hombres, mujeres, niñas y niños, es el objetivo primordial. En dictadura, la olla común llamó a trabajar en contra de ese sangriento episodio de Chile. Hoy en día es probable que sean éstas, la primera línea de lucha de las y los pobladores; las primeras en dar cuenta, nuevamente, de una movilización social.

Por Pamela Jáuregui Tobar, socióloga. Crédito foto destacada: Anaís Almendra IG _.suburbana