Críticas
29 de Octubre 2019

En el oasis rayamos la cancha

“… el movimiento emplaza a la élite política… no nos conformaremos con el aumento -indigno por lo demás- de 20 mil pesos en las pensiones solidarias o con el cambio de gabinete. El foco está en la estrategia de acción que se debe seguir para no decaer en lo ejemplar que ha sido este movimiento social”, movimiento garante de una nueva Constitución remarca en su columna la socióloga Pamela Jáuregui Tobar.

“Y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos”. Fueron y seguirán siendo días difíciles y agitados, día de fuego, cacerolazos, asesinatos, personas desaparecidas – hasta el día de hoy- arrestos, torturas, violaciones y militares.  Ni en nuestros peores sueños imaginamos que ellos volverían a pisar la calle, es así como el Presidente de la República Sebastián Piñera Echenique quebró la democracia.

Aunque días posteriores él pidiera disculpas, nos faltará vida para perdonarlo por haber sacado a los militares a la calle y a través de cadena nacional declarar que Chile estaba en guerra.  Todo se remonta al cuarto día de octubre en que se dio a conocer una nueva alza en los pasajes del tren subterráneo que recorre la ciudad de Santiago. Aumentando 30 pesos en el horario punta, llegando así a un elevado monto por pasaje de 830 pesos. Pasaron diez días en que los siempre valientes y rebeldes estudiantes secundarios se manifestaran llamando a evasiones masivas en el metro.

Un centenar de escolares comenzaron lo que se transformó en un estadillo social; no tan solo estudiantes evadían sino que ciudadanos comunes y corrientes comenzaron a unírseles. Los 30 pesos fueron la gota que rebasó el vaso, uno de 30 largos años que acumuló injusticias, bajos sueldos, pensiones indignas, educación de mercado y otras muchas aristas que desencadenaron una cohesión que decantó en un movimiento social.

El sociólogo Charles Tilly nos da a entender que la acción colectiva surge por un grupo de personas que confluyen en intereses comunes que logran llevar a cabo una organización, convergen y ponen en marcha acciones que movilizan. Esto quiere decir que el movimiento social que se forjó persigue intereses comunes que generan prácticas concretas para encausar la agitación social. Este movimiento pasó y está transitando hacia los tres niveles de análisis, desde la movilización hasta concretar las demandas ciudadanas.

Desde un nivel de análisis micro, la o el sujeto estima una elección racional midiendo costos y beneficios de ser participe de una acción colectiva. Por lo tanto, esto desemboca en el sentirse parte de un todo que resulta totalmente vinculante; el alza del pasaje es solo la punta del iceberg de un sinfín de malas prácticas estatales. Entonces al sentirse identificados con el malestar genérico la o el chileno promueve esta manifestación porque empatiza y entiende la revuelta. La construcción social de la protesta advierte una problemática objetiva mayor.

Atendiendo el nivel intermedio de análisis, las y los coterráneos al advertir a lo menos diez problemáticas sociales, conciben que el movimiento ya no es solo de unos pocos, sino que aglomera a gran parte de la ciudadanía. Por lo tanto, ahora pone énfasis en la organización. Ejemplo vivo son los cacerolazos como además lo fue la gran marcha de Chile, todos quienes marchamos aquel 25 de octubre abogaban por una u otra demanda, generando así que todas y todos converjan y se llame a refundar las estructuras del país en el que queremos vivir y convivir. En este sentido, el movimiento cuestiona la democracia escuetamente representativa puesto que la consideramos insuficiente e iniciamos la búsqueda de una democracia participativa.

En el tercer escalón de análisis encontramos lo macro, el movimiento ya está instalado. Comienza un proceso político, y con ello no lo encausamos en politizar con un sector u otro, sino que el movimiento emplaza a la élite política, llama a un análisis estratégico de acción. El meollo de esta situación es que no nos conformaremos con el aumento -indigno por lo demás- de 20 mil pesos en las pensiones solidarias o con el cambio de gabinete. El foco está en la estrategia de acción que se debe seguir para no decaer en lo ejemplar que ha sido este movimiento social, es la búsqueda y la sintonía de un despertar colectivo sin miedo y con profundo malestar que busca como garante máximo de un triunfo una nueva Constitución donde la voz del pueblo sea escuchada.

En el oasis rayamos la cancha y en cada manifestación con el recuerdo de todas y todos los caídos en estos últimos días. El gran desafío que tenemos por delante no es volver a la normalidad, es seguir siendo escuchados porque este movimiento tiene sentido y razón, porque lo hemos hecho con nuestra organización. Enfatizaremos día tras día para que el Estado entienda que Chile se cansó de abusos y no nos conformaremos con medias parches, sino que seguiremos a punta de ollas y cucharas de palo, manifestándonos hasta conseguir cambiar la Constitución. Para ello, es realmente necesaria la organización activa que provoque transformaciones a favor de la sociedad chilena.

Por Pamela Jáuregui Tobar, socióloga. Crédito foto: Piensa Prensa.