Críticas
26 de Febrero 2019

¿Quién habla sobre violencia de género en las barras bravas?

Carolina Torres, una mujer lesbiana, fue agredida la semana pasada cuando caminaba junto a su pareja, al término de un partido de fútbol entre la Universidad de Chile y Colo Colo. Organizaciones feministas y lesbofeministas denuncian que se trata de un ataque de odio por ser mujer y lesbiana. “Lo ocurrido con Carolina la semana pasada retrata, una vez más, las lógicas de cómo operan las barras bravas en Chile. ‘Aguante’, machismo y lesbofobia son algunos de los conceptos que salen a la palestra.”, sostiene la socióloga Pamela Jáuregui.  

Lo ocurrido con Carolina Torres Urbina la semana pasada retrata una vez más las lógicas de cómo operan las barras bravas en Chile. “Aguante”, machismo y lesbofobia son algunos de los conceptos que salen a la palestra.  El razonamiento de  “la violencia como práctica que no puede ser rechazada” (Alabarces, 2012) por las barras bravas, se legitima y se vuelve un camino que muchas veces se torna obligatorio para quienes se sienten pertenecientes del colectivo “barra brava” y/o “hinchada”.

Si Carolina participó o no en alguna pelea, o si Carolina solo caminaba con la camiseta de Universidad de Chile, pero de la mano de su pareja, que también es mujer, genera que la práctica de la violencia entre hinchas de diferentes equipos tome otro sentido para el análisis; esto pues, el nefasto ataque que recibió Carolina en manos de dos hermanos, da paso a la violencia de género que se vive en Chile y en diferentes escenarios.

El “aguante” está orientado hacia un Otro, por lo general,  es un colectivo – muchas veces la propia hinchada- donde se debe demostrar que se tienen las capacidades necesarias para defender “territorio”, “barra”, “honor”. Esto, a su vez, relata un juego de poderes que está ordenado a través de códigos propios de cada colectivo según la investigación antropológica de Verónica Moreira en el año 2012. Donde este juego de códigos está regulado y ranqueado para dar a conocer quién tiene más “aguante”; este llega a su punto culmine para dar cuenta quién resiste más a través de peleas y ataques sumamente violentos; porque, además, en estos escenarios donde en su mayoría el espacio ha sido para hombres y de hombres, los cuerpos masculinos son los que deben estar arriba del tablón y no las mujeres hinchas.

En la lógica de las barras bravas se extrapolan dos mundos, los machos y lo no machos (…) Ellos, los “machos”, ven a través de Carolina y cientos de mujeres, la vulnerabilidad femenina mirada siempre desde un escalón más arriba, siendo estas últimas débiles y sin “aguante”

En la lógica de las barras bravas se extrapolan dos mundos, los machos y lo no machos. Alabarces (2014) da cuenta que estos últimos no son mujeres; sino que son “los hijos nuestros”  quienes pueden ser homosexuales. Esto genera que se torne un principio de reglas en donde se debe humillar al otro, afirmando ser machos a través de una masculinidad que la afirman teniendo relaciones homosexuales.

Ellos, los “machos”, ven a través de Carolina y cientos de mujeres, la vulnerabilidad femenina mirada siempre desde un escalón más arriba, siendo estas últimas débiles y sin “aguante”. Por lo tanto, se posicionan con la verdad absoluta y desde su cúpula de poder pueden resolver la construcción identitaria que  buscan para validarse como sujetos pertenecientes a una hinchada, para así invalidar el rol de las  mujeres hinchas dentro y fuera de los estadios.

En síntesis, el violento ataque que recibió Carolina Torres, no solo se enmarca en una trifulca entre hinchas de diferentes clubes de fútbol, sino que se debe poner en cuadro la violencia de género hacia las mujeres que se vive dentro y fuera de las canchas.

Fuentes: Alabarces, Pablo (2012). Crónicas del aguante. Alabarces, Pablo (2014). Héroes, machos y patriotas. Moreira, Verónica (2016). Una mujer en campo masculino y la identificación de género en el proceso de producción del conocimiento antropológico . ¿Quién raya la cancha? – CLACSO.

Por Pamela Jáuregui Tobar, socióloga.