Críticas
30 de Julio 2018

Soltera Otra Vez 3: Cuando la violencia de género es objeto de consumo

“Soltera Otra Vez 3 se desarrolla bajo la idea del pensamiento amoroso, el que necesariamente es patriarcal… realizamos el Test de Bechdel SOV3 en sus tres temporadas no pasa la prueba: si bien tiene más de dos personajes femeninos que conversan entre sí, estos solo se dedican a hablar de hombres o problemas amorosos que no permiten ver en profundidad los aspectos de preocupación de las mujeres…”, una de las primeras advertencias de las autoras de este análisis.

¿Qué tiene Soltera Otra Vez que no tenga otra teleserie desde la perspectiva feminista? Pues mucho: creemos que detrás de esta teleserie se esconden procesos sociales de gran complejidad, como la idea de amor romántico, la normalización de la violencia hacia las mujeres y el cómo, finalmente, aquello que consumimos de los medios masivos de comunicación performan nuestra realidad. Según el anuario estadístico 2017 del Consejo Nacional de Televisión, el género de las teleseries representa un 21,7% de las preferencias de consumo de televidentes, ocupando el segundo lugar. No obstante, en base a la misma fuente, la oferta de teleseries en los canales nacionales representa sólo un 12,3% del total de la parrilla, siendo esta proporción la que focaliza la audiencia y la determina a consumir contenidos poco diversos en sus propuestas, develándose una realidad que todas/os vivimos: las teleseries forman parte clave del desarrollo de nuestra idiosincrasia nacional, siendo uno de los temas que conversamos cada día al desayuno, en nuestros lugares de trabajo o de estudio, lo que vemos cuando tomamos once en familia y son también un espejo de lo que ocurre en la realidad, pudiendo reflejar aquellos avances o conflictos sociales que le dan identidad a un determinado período de tiempo.

“Eres una madre, date cuenta, qué clase de ejemplo le estás dando a nuestros hijos, qué quieres que sean, motoqueros, raperos, drogadictos, dime, dime” (Iván)

Sin embargo, como pudimos ver en el desarrollo del análisis “Soltera Otra Vez 3: Cuando la violencia de género es objeto de consumo”, las teleseries son capaces también de reproducir estructuras opresoras como las raciales, de género o de clases sociales, no tan solo por las temáticas de sus contenidos, sino también por los mensajes, escenas, contextualizaciones en que se emiten. Tal como se analiza, el desarrollo de SOV3 es el reflejo de una estructura patriarcal donde la dominación masculina se hace presente no de manera explícita sino que de forma implícita. Formas de ejercer violencia hay muchas, no solamente a través de la agresión física. En este caso, consideramos que las agresiones se dan de manera mucho más naturalizadas a ojos de la mayoría de las/os espectadoras/es, esto pese al aumento en la toma de conciencia en torno a las desigualdades de género entre hombres y mujeres, la diversidad sexual y los derechos humanos. Para nosotras este síntoma es claro: aun nos falta mucho por avanzar, tanto como sociedad civil, investigadoras/es y creadoras/es de contenido en la labor de desnaturalización de violencias -especialmente simbólicas- como en la responsabilidad formativa respecto a las funciones que deben tener los medios de comunicación al informar, entretener y educar.

“Hablemos de las minas como hay que hablar de ellas… ¿La rubia tiene buenas tetas? Es lo único que vale la pena saber” (Pelao)

En ese sentido, no podemos desligar a Canal 13 de su responsabilidad en la emisión de este contenido, violento y denigrante hacia las mujeres, ya que al no tomar una postura tajante en contra de la violencia de género continúa reproduciéndola, no tan solo por los diálogos de la teleserie, sino que también por la banalización que canalizan las situaciones graves de violencia a través de su musicalización. Canal 13 fue el segundo canal más visto durante el año 2017, con un 21,8% de preferencias, y considerando la preferencia del público nacional por las teleseries, tenemos motivos para preocuparnos sobre el contenido que está emitiendo la estación de televisión, ya que está normalizando la violencia de género. Más en profundidad, el contenido de SOV3 no es muy distinto al contenido que se muestra en los programas de los distintos canales de televisión abierta, a pesar de sus diferentes formas de mostrarse, se refieren a lo mismo.

“Caras vemos, vaginas no sabemos” (Álvaro)

Finalmente, a modo de propuesta, quisiéramos dejar en claro la necesidad que existe en el país de debatir sobre los contenidos que hoy son consumidos a través de los medios masivos de comunicación. La forma en que sus representaciones influyen en las personas pueden lograr el que se avance con mayor responsabilidad en demandas sociales que tienen que ver con la violencia de género. Ejemplo de esto, es la formación de la Red de Actrices Chilenas (RACH) en el presente año producto de las denuncias públicas realizadas a hombres del medio como la de Herval Abreu o Nicolás López, que afectaron a actrices durante años y que visibilizaron distintas situaciones de violencia a través de los medios, llegando a la organización de mujeres.

Por Paulina Guerrero Cerda & Joceline Muñoz Díaz, estudiantes de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado. Descarga SOV3 cuando la violencia de genero es objeto de consumo Anexo SOV3 cuando la violencia de genero es objeto de consumo.2