Críticas
23 de Abril 2018

De la novela negra a la autobiografía

“Tu muerte define mi vida. Quiero encontrar el amor que nunca tuvimos y explicarlo en tu nombre”. – James Ellroy

El domingo 22 junio de 1958 el cuerpo de una mujer de raza caucásica, de piel muy clara y melena colorina era descubierto por unos niños que practicaban béisbol. Se trataba del cadáver de Jane Ellroy,  que fue encontrado a las afueras de Los Ángeles, estrangulado y con signos evidentes de violaciónSu hijo entonces tenía tan sólo 10 años y vivía con ella ya que el matrimonio Ellroy llevaba años divorciado. La noche del crimen, el niño la había pasado en casa de su padre. Al día siguiente, cuando regresan a Los Ángeles, fueron trasladados a la comisaría de El Monte en vehículos separados.

La muerte de Geneva Hilliker (nombre de soltera de Jane) probablemente es el motivo que gatilla el infierno en que James Ellroy comenzó vivir desde los 10 años:  Alcoholismo, delitos menores, devaneos con nazis; fueron parte de una borrosa existencia que el mismo relata desde su infancia a la adultez, hasta que el escritor se revela. El caso jamás se resolvió y de alguna manera esta pérdida es el motor encriptado en todas sus novelas.

Los clásicos personajes de Ellroy son detectives obsesionados con resolver casos de mujeres muertas, asesinadas. Todas sus novelas (salvo “El asesino de la carretera”, donde el narrador es una asesino en serie) describen el punto de vista de los investigadores, expertos o inexpertos, que se obsesionan dejando de lado sus propias vidas para esclarecer los motivos de los asesinatos, casi enamorados de las mujeres que han muerto.

“Todos sus fantasmas eran mujeres. Corrían por sus sueños de modo intercambiable. La podrida en la cuneta de la carretera 126. La camarera de la Marina. La adolescente que se quedó muda de estupor después que la violasen y la golpearán”.

“Mis rincones oscuros” está en el límite de la novela negra, la autobiografía descarnada y una confesión de amor al mismo tiempo. En esta bitácora podemos entrar en la cabeza del autor y descifrar todo los vínculos que existen en sus imaginarios, su vida y el ambiente de su infancia en Los Ángeles de los años 50 y 60 (su padre trabajaba para Rita Hayworth). Podemos reconocer todos los trazos de su escritura, el fraseo preciso y la inclusión de argot policíaco junto con un fresco de Estados Unidos que habla del racismo, las drogas, la soledad y a la vez es artificiosamente glamoroso por la creciente industria el cine.

Es en el año 1994, cuando Ellroy ya era un escritor consagrado, y había publicado la trilogía de Lloyd Hopkins y el famoso Cuarteto de Los Ángeles (que cuenta con los emblemáticos volúmenes de “La Dalia Negra” y “L.A. Confidencial”) que decide embarcarse en este tour de force a su pasado y comenzar a escribir en primera persona, directamente sobre un hecho traumático y tratar de descubrir quién fue el asesino de su madre.

Para lograr avanzar en un relato que podría haber sido sólo una autobiografía, y con el afán de documentar su escritura, contrata los servicios del veterano detective Bill Stoner, responsable de la investigación del caso de su madre en 1958:  “Todos sus fantasmas eran mujeres. Corrían por sus sueños de modo intercambiable. La podrida en la cuneta de la carretera 126. La camarera de la Marina. La adolescente que se quedó muda de estupor después que la violasen y la golpearán”.

‘Mis rincones oscuros’ rompe con las fronteras entre géneros, pero hace algo que pocas crónicas policiales pueden hacer: nos pone en lugar muy cercano a la víctima, nos hace amarla aunque ya esté muerta.

“Mis rincones oscuros” es el resultado de una bitácora febril y desesperada que lleva al autor develarse de manera cruda y realista. Pero es también un reporte novelado sobre la violencia de género en Estados Unidos.El libro está divido en cuatro capítulos 1. La Pelirroja, 2. El chico de la foto 3. Stoner y 4. Geneva Hilliker.  Los dos primeros capítulos son parte de la revisión de pasado. Los antecedentes policiales sobre su madre durante el años del suceso y una autobiografía de su infancia. Los últimos capítulos son reflexiones en tiempo presente. Recorre paso a paso la investigación con el detective Stoner y comienza a dejar preguntas abiertas sobre el pasado de su madre, la razón de los femicidios en Estados Unidos. En el capítulo final trata de perfilar a quien fue su madre y de conocerla y reconocerla con los nuevos datos que han surgido de la investigación.

El libro fue publicado originalmente en 1996 y en enero de 2018 fue reeditado por Penguin Random House. Se trata de un libro fascinante y frenético, un “relato de formación” descarnado y profundamente melancólico. “Mis rincones oscuros” rompe con las fronteras entre géneros, pero hace algo que pocas crónicas policiales pueden hacer: nos pone en un lugar muy cercano a la víctima, nos hace amarla aunque ya esté muerta.

Por Patricia Rivera académica Escuela de Periodismo Universidad Alberto Hurtado.